jueves, 23 de junio de 2016

Chelewa, mi ojito derecho


Del mismo modo en el que los padres siempre quieren por igual a todos sus hijos, lo mismo ocurre con los gorilas con los que convivimos... Pero al igual que cada hijo, cada gorila es especial, único e irrepetible, esto hace que a veces sintamos debilidad por alguno en particular. Y pese a que tengo un lugar especial en mi corazón para cada uno de los que he conocido en mi vida, hay alguien con quien tengo una relación especial. La niña de mis ojos que siempre me torea, se sale con la suya porque sabe que al final el corazón manda, y las personas como yo somos fáciles de convencer usando los sentimientos. Pero también es la que mejor me conoce, la que comprende lo que necesito, lo que su familia necesita, y es la primera en venir a "preguntarme" cómo estoy cuando sabe que algo no va bien.

Chelewa es una gorila equilibrada y honesta. No pelea por las cosas que no tienen importancia, pero lo hace cuando cree que debe hacerlo. No es especialmente dominante pero es muy estable, valiente y segura de si misma, esto hace que sea ella la que suele tomar las decisiones entre las chicas, aunque las relaciones de jerarquía van cambiando con el tiempo y las nuevas incorporaciones a la familia. Es justa pero impaciente, protectora con los suyos y muy juguetona. Romper telas es su mayor placer además de los tocados de viruta y hacer el fantasma.


Chelewa es una gorila especial, no sólo por su carácter sino por su peculiar concepción. Nació en el zoo de Basilea el 31 de diciembre de 2005, y su nombre significa en swahili "la que tarda demasiado". Tardaba demasiado según las cópulas registradas con el macho dominante Kisoro, lo que les hizo sospechar a sus estupendos cuidadores capitaneados por Gaby (maravillosa persona y cuidadora excepcional). Wima de por entonces 6 años, la madre de Chelewa, vivía en su familia  junto a su medio hermano Viatu, que por la fecha de la concepción de nuestra Chele tenía también 6 años. Los gorilas macho no maduran tan pronto, pero las incongruencias con las fechas llevaron a los responsables del zoo a realizar una prueba genética cuyos resultados fueron sorprendentes. Chelewa no era hija del macho dominante del grupo, Kisoro, sino de su tío Viatu, que actualmente es un gran padre de familia en el zoo de Frankfurt. Estos resultados eran sorprendentes por dos razones, primero porque no es usual que un macho alfa deje aparearse a las hembras con otro gorila macho del grupo, incluso si es su hijo. (Aunque ha ocurrido en otras ocasiones) y segundo, porque no pensaban que un macho tan joven tuviera capacidad reproductiva. Y esto era extensible a la madre de Chelewa. Los dos progenitores de Chelewa fueron los más precoces en su tiempo. Y 5 años después, Chelewa misma fue la que les arrebató el título del gorila más joven en reproducirse en cautividad.


Mi predilección por Chelewa empezó el día que la conocí en Basilea en 2009 cuando Chele sólo tenía 3 añitos. Fui de vacaciones a Suiza y aproveché el viaje para conocer a los gorilas de Basilea y de Zurich. Chelewa me robó el corazón en el instante en la vi. Era una gorilita espigada y sin pelo, porque su madre la acicalaba demasiado. En el momento en el que la vi estaba hecha una bola intentando evitar los juegos demasiado violentos de su primo Zungu, de por entonces 5 años de edad, que la acosaba intentando que le siguiera en sus correrías. En seguida su madre acudió en su ayuda y la protegió apartando a Zungu de su lado. A los 5 minutos era la propia Chelewa la que acudía a molestar a Zungu...


Unos meses después recibí la maravillosa noticia de que Chelewa vendría a vivir a Cabárceno junto a su madre, Wima, todo el equipo nos alegramos muchísimo porque al fin tendríamos un grupo de gorilas y no sólo una pareja.
En marzo de 2010 viajé otra vez a Basilea, está vez para estar un tiempo con ellas para que cuando vinieran al parque al menos tuvieran una cara conocida. Chelewa ya tenía 4 años, pero seguía siendo delgaducha y pelona. No era de las que se pelean por la comida, y sigue sin serlo a día de hoy, salvo por las uvas, las uvas la vuelven loca!
A finales de marzo comenzó su nueva vida en Cabárceno. Le costó muy poco acostumbrase a la familia y todo parecía que iba a ser maravilloso. Pero a Chelewa la vida le había reservado dos golpes muy duros que tendría que pasar con nosotros.

Al poco tiempo de llegar, Wima, la madre de Chelewa, empezó a encontrarse mal. Al principio lo achacamos a una depresión por el cambio de familia, las adaptaciones de los gorilas a veces son muy difíciles y tardan mucho tiempo en sentirse felices en su nuevo grupo. Pero pronto nos dimos cuenta que era algo más grave. Tenía una enfermedad que se había contagiado en el zoo de Basilea. Tuvieron un problema con unos zorros que se colaron en la instalación y tuvieron que reformarla, pero perdieron varios gorilas por esa causa y fue muy triste para sus grandísimos cuidadores. Es una enfermedad muy grave y no tiene cura, así que pese a todos nuestros esfuerzos Wima se nos fue, y Chelewa se quedó huérfana a una edad muy temprana, ni siquiera había dejado de mamar todavía...


Afortunadamente Niky y Nadia adoptaron a Chelewa y la ayudaron a crecer y sentirse feliz en su nueva familia. Era la niña mimada de la casa, quizá por eso se volvió un poco déspota. Pero pronto llegaría Moja para revolucionar todo el grupo en noviembre de 2011, con Chelewa ya embarazada.

Chelewa tuvo a su primera bebé el 24 de abril de 2012, y fue un momento maravilloso para todo el parque. Llenos de nervios, dudas y tensión pronto vimos que Chelewa era una madre protectora pese a su juventud e inexperiencia. Pero el destino le tenía reservado el segundo golpe de su vida que fue el accidente. Chelewa, tan preocupada por proteger a su bebe, no usaba mucho las manos para andar, y estando en la tarima donde solía de dormir, tropezó y se cayó con la bebé, con tan mala suerte de que la pequeña de sólo 11 días se lesionó el tórax y murió.
Fue un día horrible para todos, pero sobre todo para nuestra familia gorila que pronto acudió a consolar a Chelewa e intentar que se sintiera mejor. Al principio parecía que lo había asumido muy bien, pero pronto cayó en una depresión y estuvo unos meses alicaída hasta el nacimiento de Duni, la hija de Moja, que coincidió con su nuevo embarazo. Gracias a Duni, Chelewa volvió a ser feliz y nosotros con ella.


6 meses después de Duni, el 5 de noviembre de 2013 nació el pequeño N'guvu. Chelewa era tan cuidadosa con él que a veces no le dejaba ni moverse. Dejo de comer si ello requería soltar las manos así que se lo dábamos todo a la boca para que no tuviera que esforzarse por la comida. Los primeros cuatro meses de la vida de N'guvu Chelewa fue una madre asfixiante, hasta que un dia, sin más, se cansó. No es que dejará de cuidar a N'guvu no, pero se cansó de tener que hacer todo el esfuerzo, N'guvu se había convertido en un vaguete y ni siquiera hacia esfuerzos por sujetarse, así que Chele le espabiló y le enseñó a ser un gorila valiente como ella.


Hoy Chele es una gorila feliz que se pasa el día jugando con Moja, Gwet y los bebés. Incluso con Niky y con nosotros. Es adorable y espero que ahora que conocéis su historia también forme parte de vuestras vidas. Entended que cada vida es única e irrepetible hay que protegerla a toda costa. Historias como la de Chelewa y mucho más duras viven miles de primates cada día, víctimas del tráfico ilegal, de los laboratorios o la mala gestión de sus hábitats naturales. Necesitan nuestra ayuda. ¡Con muchas gotas podemos crear un mar, aportad la vuestra!



martes, 14 de junio de 2016

No te olvidaremos, Harambe



La verdad es que no pensaba escribir nada sobre el tema porque me causa una tremenda tristeza que la vida de un humano valga más que la de un gorila, se que es difícil de entender, pero los gorilas son mi familia y sé que yo lo soy para ellos de la misma forma... Me pongo en el lugar de los cuidadores de Cincinati y se me rompe el alma porque (aunque algunos se echen las manos a la cabeza) ese gorila seguro que era como un hijo para sus cuidadores, del mismo modo que Niky, Nadia, Chelewa, Moja, Gwet, Duni y N'guvu son mi otra familia, igual de importante, pero más dependiente, más amenazada...

Debéis entender que este tipo de accidentes es muy difícil de gestionar. Podemos culpar al zoo, o al gorila, pero aquí la única responsable es la madre digan lo que digan los jueces.
Lo primero que creo que se debe aclarar era la actitud del gorila. Los gorilas son protectores por naturaleza, pero este gorila era joven e inexperto y, evidentemente, cuando vio al niño caerse al foso se asustó. Pese a eso, oyó los gritos de la madre (para él una amenaza) e inmediatamente intentó proteger al cachorro humano como si fuera de su propia familia. Es cierto que le dio un revolcón por el agua que podía haber sido peligroso, pero ese es un comportamiento bastante normal en gorilas con sus crías cuando están nerviosos, no pretendía hacerle daño sino intentar que la señora que no paraba de gritar dejara de hacerlo porque le estaba asustando...
Pobre Harambe, él hacía más por el niño que su propia madre. Podían verse los gestos cuidadosos, cómo le arreglaba la ropa, le ponía de pie y examinaba si tenía algún rasguño... Un gorila adorable... Una pérdida absurda.


Por otro lado podemos valorar la actitud del niño. Está tranquilo, toca a Harambe, y se aferra a él, el niño es plenamente consciente de que le está protegiendo, ¿por qué entonces su madre no para de gritar como una histérica? Hay que resolver los problemas, no gritar sin hacer nada útil, si tanto miedo tenía que se hubiera tirado al foso detrás del niño, que es lo que yo hubiera hecho con mi hijo, así quizá Harambe seguiría vivo...
Si el gorila hubiera querido hacer daño al niño, habría tardado 10 segundos en matarlo. 200 kilos de puro músculo no perdonan... Pero los gorilas no son agresivos, son miedosos y protectores, son gigantes gentiles.

Ahora llega la hora de buscar un responsable. Para mi, desde luego no hay otro que la madre.
Mucha gente se rasca las vestiduras porque el zoo tomara esa decisión. El niño es más importante porque es un humano. Es lo normal, es lo que se espera que se haga en el contexto de esta sociedad ¿por qué? Porque si el zoo hubiera intentado salvar a ambos, disparar un tranquilizante al gorila, y este no se duerme (algo bastante probable ya que el animal se encuentra en una situación de estres) se vuelve agresivo y al final es el niño el que muere, el zoo de Cincinnati habría dejado de existir en ese mismo instante. No sólo por las demandas millonarias a las que se enfrentaría sino por la opinión pública, porque al final "el miedo hiere más que las espadas"


El zoo no tiene la culpa. Alguien puede decir que las medidas de seguridad eran insuficientes, pero seamos honestos, el gorila no se ha escapado, que es lo que el zoo tiene que controlar. Los adultos tienen suficiente sentido común para no tirarse a los recintos y los niños deben ir con adultos. Creo que existe un problema en esta sociedad con la visión de los zoos. Mucha gente entiende que son como un parque de atracciones y no es así. En realidad son mas bien como un museo en el que las obras de arte son seres vivos. Pero son igualmente únicas, irrepetibles y valiosísimas. ¡Están vivas! ¿No es la vida nuestro bien más preciado? No me imagino a nadie que deje a sus hijos campar a sus anchas por el Louvre toquiteando todas las obras de arte, ¿que pasaría si un niño destroza "la Mona Lisa" por ejemplo, con un rotulador o un cuchillo, o simplemente se salta el cordón de seguridad y la toca? Los padres acabarían al menos inculpados por negligencia, y ¿por qué no es lo mismo es este caso, y con mayor ímpetu, ya que es una vida y no un trozo de tela? Porque los humanos nos creemos superiores al resto de los animales y actuamos en consecuencia.

Ojalá la muerte de Harambe sirviera para educar a la sociedad en el respeto a los animales, que nos enseñara que todos nuestros actos tienen consecuencias y que todas las vidas son preciosas, ya sean primates humanos o no humanos, cetáceos, felinos u hormigas. El respeto a la vida en todas sus formas debería ser el pilar que moviera la sociedad, no el poder ni el dinero.

Si le diéramos la vuelta a la tortilla y fuese una gorila con una cría de 3 años, os aseguro que nunca se hubiera caído en el recinto de los humanos. Los gorilas son extremadamente respetuosos con sus normas y con todas las formas de vida con las que comparten espacio. Ojala aprendiéramos de ellos y nunca más tuviéramos que sufrir la horrible pérdida de un individuo que sólo quería proteger a un cachorro humano que se cayó en lo que él consideraba su hogar.